Luego de finalizar este proceso, con todas las herramientas que poco a poco fuimos construyendo como pareja en práctica de segundo ciclo, es posible concluir las siguientes reflexiones:
- El rol de la Educadora de párvulos no es limitado, es por eso que como estudiantes en formación profesional creemos fielmente que este rol debe construirse desde este momento. Y hacer una transformación profunda, dejando de ser rol para apoderarse de nuestra personalidad como docente y agente activa dentro del proceso de enseñanza aprendizaje de los niños y niñas. Por tanto, ello nos hace pensar y recordar lo importante y la verdadera trascendencia de cada acción por aplicar. La educación parvularia como tal se sitúa en un periodo extremadamente importante en la vida de un ser humano, por ende la responsabilidad social, moral, ética, espiritual, etc que tenemos sobre nosotras es tremenda, lo que no constituye temor, sino una posibilidad de mediar la formación, crecimiento y desarrollo de quienes mañana serán nuevos profesores, doctores, médicos, vendedores, en general personas activas dentro de su sociedad.
- Otro aspecto relevante para mencionar, es el importante trabajo y manejo que como Educadoras o como docentes en general debemos tener con los niños o niñas con necesidades educativas especiales. Durante nuestras visitas al centro de práctica, muchas veces pensamos que sería una gran debilidad para nosotras como estudiantes, pero realmente no constituyen problema alguno, debido a que todo niño y niña, independiente de sus capacidades se encuentran ansiosos de aprender y de que quien es su profesor sepa como hacer que ese conocimiento sea alcanzado, es por ello que el trabajo con niños/as con necesidades educativas especiales realmente enriquece a cabalidad nuestras capacidades de dominio frente a la pedagogía de la inclusión.
- Por otra parte, el desafío que recae en llegar a una realidad distinta de la que se puede llamar "común" para muchos, incluso para nosotras al iniciar esta práctica; un jardín musical, donde el aprendizaje ronda generalmente con la música realmente calificó inicialmente como un importante desafío, ya que no nos sentíamos preparadas para introducirnos en una realidad como aquella, lo que sumado a nuestros imaginarios sobre el centro educativo, generaba una expectativa muy lejana a nuestro nivel de dominio. Al llegar y asistir, podemos decir, que nos sorprendimos de nuestras propias capacidades y fácil adaptación. Todo aquello nos brindaba mayor seguridad, la cual era respaldada por la fuerte cercanía que logramos en poco tiempo con los niños y niñas.
- Es necesario también mencionar, que cada niño y niña que nos ve por primera vez sólo desea saber quien eres y que bueno le entregarás para su vida. Y eso, es algo realmente impagable. El pensar que ellos no sienten miedo, sino curiosidad de saber tu nombre. Que no sienten nervios, sino ganas de saludarte e invitarte a jugar. Que no creen en que puedas fallar, sino en que algo bueno siempre viene contigo, es lo que nos permitió poder ir mas allá de simplemente asistir al centro, implementar y evaluar, sino más bien comprometerte con ese niño/a, mirarlo, verlo feliz, ver que aprendió algo nuevo y que probablemente al llegar a su casa se lo contará a su familia y que tal vez- solo tal vez- ellos también aprenderán. Esto se relaciona estrechamente con el primer punto tratado. El aprendizaje no es viajero, es trascendente. Trasciende años, personas, meses y generaciones. Así pudimos comprobarlo, luego del paro por el cual se opto este año, volvimos 3 meses después y muchos de quienes fueron nuestros "Ositos Medianos" aún recordaban nombres de flores o de aquella vez que fueron Doctores y Enfermeras. Y eso, eso es lo que enriquece el alma y llena el espíritu con ganas infinitas de seguir aprendiendo de esta linda ciencia del enseñar.
- Finalmente, creemos que más que simplemente implementar y enseñar, las que realmente aprendieron aquí fuimos nosotras. Identificamos nuestras fortalezas y debilidades nuevamente, en un nuevo contexto, lo que nos muestra que la actual formación que vivimos nos está preparando para las futuras responsabilidades que verdaderamente viviremos. Pero este proceso no fue exclusivo, sino que también lo vivimos paralelamente con el personal educativo del nivel. Tanto la Educadora de Párvulos, como el personal Técnico aprendieron nuevas formas de abordar los aprendizajes y de cómo mediar ciertos contenidos que creían estaban muy escolarizados. Y frente a eso, también comprendimos que hay más herramientas didácticas que el juego simplemente, sino que podemos jugar en diferentes contextos, como por ejemplo: la música.
Estamos realmente agradecidas de haber vivido este proceso y creemos que nos faltó mucho por aprender, pero seguimos reflexionando constantemente y pensando cada detalle que pudimos haber dado por hecho.
Ser Educadora de Párvulos es una linda vocación, que enriquece el espíritu tanto de los niños/as, como el de nosotras.