martes, 14 de mayo de 2013

Presentación Estudiantes


Javiera Peña Salas 

Formación:
Mi nombre es Javiera Alejandra Peña Salas, nací un 8 de abril de 1992 en San Pedro de la Paz, Concepción.  Mi proceso de formación se inició el año 1997 a la edad de 5 años, cuando ingresé al segundo nivel de transición en el Jardín Infantil Cachibache ubicado en Santiago, específicamente en la comuna de Maipú.  Ya en 1998, volví a Concepción para cursar 1° Básico, en la Escuela Pública F-500 ubicada en Talcahuano, donde sólo alcancé a cursar el primer semestre. Durante las vacaciones de invierno de ese año, retorné a Maipú, siendo matriculada en el Colegio Particular San Andrés. El año siguiente, ingresé a 2° básico en el Complejo Educacional Maipú. Luego, en el 2000, ingresé a 3° básico en el Colegio Particular North College ubicado en Iquique, donde me mantuve por 8 años hasta 3° medio, donde tomé por electivo la enseñanza científica. Ya en el año 2009, retorné a Santiago para ingresar a 4° medio en el Colegio Victoriano, ubicado en la comuna de Maipú, donde sólo estuve 3 días, para luego ingresar al Liceo Particular San Pedro Poveda, donde continué mi camino en el área científica sin problema hasta licenciarme de enseñanza media con NEM 6,4. En Diciembre de ese año rendí la Prueba de Selección Universitaria, la cual posteriormente me permitió ingresar a la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación para estudiar Licenciatura en Educación y Pedagogía en Educación Parvularia, establecimiento donde hasta el día de hoy me encuentro cursando mi proceso de formación inicial docente.



 Experiencias de vida y educacionales:
Como anteriormente se mencionó, nací en el Sur de Chile, donde viví con mis padres aproximadamente unos 4 años, de los cuales tengo diversas anécdotas algunos muy dulces, otros bastante agraces. Recuerdo que mis padres se dedicaron completamente a hacerme una niña  muy feliz, a pesar de que tras el pasar de esos años su matrimonio se fue destruyendo completamente. Luego de eso, el año 1997 llegué a la ciudad de Santiago para vivir con mis abuelos maternos ya que la situación entre mis padres se volvía insostenible. Durante ese año ingresé a Primer nivel de transición en el Jardín Infantil “Cachibache”. Durante ese año, aprendí muchas de las cosas que hoy hago), tenía grandes Educadoras y Auxiliares a quienes veía como modelos a seguir. Ese año, fue mi primer acercamiento a la Educación Parvularia, pero a pesar de ello, no asumía con tanto ahínco su real trascendencia. Luego el año 1998, retorné a la ciudad de Concepción, ya que mis padres decidieron restablecer su matrimonio, a pesar de mi corta edad lograba entender lo que sucedía con ellos, pero tampoco comprendía la gravedad del asunto. Ese año ingresé a 1° básico donde no tengo muchos recuerdos. Aquel año volví a Santiago con mis abuelos, ya que el matrimonio entre mis padres ya no daba para más, ingresando en 2° semestre a otro establecimiento en la comuna de Maipú.  Ya en el año 1999, ingresé a 2° básico en otra institución, Ese mismo año mi madre tuvo que viajar a Iquique para trabajar, por lo cual mis abuelos se preocuparon de mí y de mi crianza durante ese periodo. Recuerdo que ellos me decían que debía poner mucha atención en clases ya que ellos no podían ayudarme del todo, ya que su formación había sido muy diferente a la mía en esos tiempos y no querían generar confusión en mi proceso de enseñanza, pero ellos a pesar de todo se esforzaban por ayudarme y apoyarme en todo.
Luego de la llegada del segundo milenio mis abuelos decidieron viajar a Iquique para ir a dejarme donde mi madre esperando retornar al final del verano, quien vivía en una casa que sus papás tenían en aquella ciudad.  A mi llegada al norte de Chile, mi mamá ya me tenía matriculada en un nuevo colegio llamado North College. Sinceramente el nombre me aterrorizaba y lloré inconsolablemente pidiendo no entrar al colegio nunca más.
A mis 7 años, sentía que había pasado por muchos establecimientos, pero mi mamá me prometió que sería la última vez y me aseguró que conocería a grandes personas tanto en aquel colegio, como también en Iquique.  Ingrese a 3° básico sintiendo muchas cosas, mi mamá me fue a dejar el primer día y no me soltó la mano en toda la mañana. Fui conociendo el establecimiento conforme los años iban pasando, siempre me destaqué por mi buen comportamiento y rendimiento.  Desde el 2000 hasta el 2005 fueron años bastante buenos, tanto en lo personal, como en el ámbito escolar donde mantuve mi rendimiento con promedio 6,5.  Llegaba a mi casa a hacer mis deberes escolares y a jugar; me encantaba imaginar que era profesora, me gustaba tomar mis enciclopedias y leer capítulos para luego enseñárselos a mis estudiantes imaginarios en una pequeña pizarra que tenía en una pieza de juegos en mi casa, aquel acontecimiento de mi vida hoy lo comprendo como uno de los acercamientos más profundos y naturales que he tenido hacia la pedagogía.
Mis abuelos no retornaron a Santiago y decidieron quedarse conmigo hasta que yo terminara la enseñanza media. Recuerdo que durante esos años fui escuchando de manera muy tajante la palabra Universidad para mi futuro, donde entendí que para poder tener un buen futuro debía dar aquel gran paso; la idea no me asustaba, pero si causaba en mí gran curiosidad ya que sentía que todo me gustaba y que habían tantas carreras que podían calzar muy bien con mi personalidad. El 2005 me gradué de 8° básico, asistió toda mi familia y recuerdo que me decían lo orgullosos que estaban de mí.  Muchos de mis compañeros – y grandes amigos- decidieron irse del colegio para el año que seguía, lo cual me afectó bastante ya que todos los amigos que tenía eran de mi colegio.
El año 2006 ingresé a la enseñanza media en el mismo establecimiento, grandes desafíos se veían en el horizonte lo que me causaba mucha angustia y miedo, sentía que ya estaba creciendo.  Aquellos años fueron bastante duros y para nada fáciles, me enfrenté a nuevos profesores, todos muy estrictos – sobre todo en 1° medio- al pasar los años logré ganarme su simpatía  lo cual me hizo tener más confianza en mí y en mis actos.  
La idea de ingresar a la Universidad se veía mucho más cerca y no tenía muy claro lo que realmente quería para mi vida.  Medicina, Pediatría, Publicidad, Diseño Gráfico, Periodismo y Odontología fueron algunas de las rutas que en aquellos años pensaba elegir; muchas veces por influencia, otras por simple curiosidad, pero nunca pensé en la posibilidad de ser profesora, tal vez porque estaba bajo el paradigma de que aquella profesión no me podía dar aquel gran futuro que yo anhelaba.
Al finalizar 3° medio mi familia me da la noticia que debíamos volver a Santiago por un traslado laboral de mi padrastro, lo que para mí fue realmente terrible. Durante esos 8 años había hecho grandes amigos y amigas, quería mucho a mis profesores y aquel colegio al que tanto tenía terror en ese preciso minuto me daba pavor dejarlo como si nada.
Ya en Santiago, el año 2009 me sentía muy extraña buscando colegios para finalizar mi enseñanza media. Mi familia me dio todo el apoyo necesario, lo cual fue fundamental para mí. Mientras trataba de mantener contacto diario con mis amigos de Iquique, poniéndome al día de todo lo que acontecía a kilómetros de mí. Ingresé en marzo de aquel año al Colegio Victoriano, donde sólo logré estar 3 días.  Mi corta asistencia al recinto se debió básicamente al bajo nivel de exigencia hacia los estudiantes que se apreciaba. Mis compañeros no eran iguales a mí, sino más bien despreocupados de su presentación personal, tenían un lenguaje bastante acotado y realmente no me sentía cómoda. El segundo día volví llorando a mi casa, totalmente traumatizada por todo lo que viví en silencio esos días. Le informé a mi familia de lo que sentía y que sinceramente no creía que aquel colegio fuese el lugar adecuado para mí. Mi familia optó por cambiarme del establecimiento, por lo que posteriormente fue matriculada en el Liceo Particular San Pedro Poveda. Durante ese año, la decisión por  mi futuro fue determinante, si bien seguí en el lado científico, la constante ayuda vocacional de mis profesoras lograron encaminarme hacia la pedagogía. Aconsejándome que el mejor lugar donde yo podía estudiar era una Universidad llamada “UMCE”. Poco sabía de ella y de su importancia, por lo que me informé y sentía que por ahí iba mi camino. 
Mi familia se encontraba realmente feliz por mi decisión y me ayudaron a que me enfocara en la Educación Parvularia como primera opción, más que todo por mi versátil personalidad. Aquel año rendí la Prueba de Selección Universitaria, con mucha tranquilidad, pero con mucho miedo frente a los resultados. 
Fui seleccionada en la UMCE en el puesto n° 13 y mi abuelo me acompañó a matricularme al día siguiente. Hasta el día de hoy, ha sido un camino muy largo y difícil, donde he puesto a prueba mi vocación y mis ganas de ser una Educadora de Párvulos.  He completado todas las pruebas que en este trayecto me han presentado y es hoy en la mitad de este camino cuando puedo decir que ser Educador/a no es fácil, que es una labor única, la cual requiere mucho amor, valentía, decisión y vocación. Como siempre, la opinión de mi familia sigue siendo muy importante; ellos siguen apoyándome en todo y brindándome todas las ayudas que hasta hoy he necesitado. Mis amigos de Iquique poco a poco fueron alejándose, por temas personas o también por sus estudios. Los pocos amigos que hice durante el 2009 en 4° medio aún se mantienen lo cual me acerca mucho a mis experiencias en mi adolescencia. Mi padre se mantiene presente y muy orgulloso de lo que soy y hago.  Durante mi estadía en la UMCE he aprendido muchas cosas, muchas van más allá de lo teórico, he conocido personas muy sabias a las cuales guardo una profunda admiración, he visto los paisajes más lindos en un solo lugar, he vivido los sentimientos más fuertes en menos de una semana, he hecho la amiga más incondicional que jamás hice y mis valores y creencias se han reafirmado más que nunca. Definitivamente era el lugar donde tenía que estar, ya que logró unirme a un nivel mayor con la Educación Infantil, tanto que la siento parte de mi presente y de mi futuro.



JAVIERA PEÑA SALAS 

Estudiante Licenciatura en Educación y Pedagogía en Educación Parvularia Mención Inglés

UMCE





Nikita Alarcón Allendes.

 Nikita Alarcón Allendes, estudiante de tercer año de la carrera de Educación Parvularia, desde pequeña que vivo con mi mamá, mi abuela y mi tío (desde que tengo tres años que mis papás no están juntos). Mi mamá es de profesión Técnico en Enfermería y mi papá es Profesor de Historia y Geografía.
No tengo muchos recuerdos específicos de cómo fue mi experiencia en Educación Parvularia, lo que sí sé por lo que me comentaba mi mamá es que a los 2 años comencé a ir al jardín infantil, estuve en el hasta los 4 años (Pre kínder), recuerdo que mi paso por ese jardín fue espectacular, él ambiente que me brindaban las educadoras me llenaba de alegría, le tenia un gran cariño a las “tías” del jardín, lo que si me llama la atención y que hoy día puedo analizar con mayor conocimiento sobre el tema, es que cuando era la hora de recreo en el jardín las tías nunca estaban con los niños y niñas compartiendo, uno podía hacer lo que quería a la hora del recreo, muchas veces yo jugaba arriba de las mesas y no había un adulto supervisando o señalándome que no debía hacerlo porque podía lastimarme como me paso en reiteradas ocasiones a mí y otros niños y niñas del jardín.
Haciendo memoria de cómo fue mi paso en ese jardín en 1° ciclo y por lo que me comentan mis padres en esos años aprendí mucho más de lo que me podían entregar mis abuelas cuidándome en casa, ya que desarrolle mas mi autonomía y deje de ser tan dependientes de los adultos con que vivía para realizar mis cosas, además tengo que destacar que aprendí a compartir y socializar con otro niños y niñas de mi edad, ya que como mencione anteriormente yo vivía solo con personas adultas.
En resumidas palabras, mi paso por ese jardín infantil me ayudo bastante a sentirme segura conmigo y a aprender a relacionarme con otras personas.
 Luego para hacer el Kinder, me llevaron a un colegio Católico que mi abuela paterna le había recomendado a mi mamá ya que ella trabajaba en el haciendo transporte escolar, tuve que dar una prueba para ver si me aceptaban en ese colegio y la aprobé, pero no me seleccionaron por el hecho de que mis papás nunca se casaron y yo no estaba bautizada. Como no pude ingresar a ese colegio mi mamá tuvo que ponerme en uno que cercano a la casa en la que vivíamos, solo estuve en ese colegio una  semana e ya que al segundo día de clases se perdieron todos mis útiles escolares y no le dieron mayor explicación a mi mamá.
 Cuando sucedió esto mi abuela paterna utilizo sus influencias para que me aceptaran en el colegio católico donde no fui aceptada anteriormente, al final me aceptaron con el compromiso que me bautizaran antes de terminar el año.
Cuando fui el primer día al colegio católico estaba muy nerviosa, ese día me fue a dejar mi abuela en el furgón escolar, me costó mucho adaptarme a ese colegio, sobre todo porque yo desde pequeña era muy buena para conversar y la educadora que estaba a cargo de mí en ese entonces reiteradamente me hacia callar o decía: “haber que va a decir la señorita nikita ahora”, sinceramente creo que eso me marco mucho a lo largo de mi vida escolar y hasta el día de hoy, ya que a medida que fui creciendo hubo un cambio en mi personalidad, me puse más tímida y hasta el día de hoy me cuesta hablar en público o dar mi opinión al frente de las demás personas.
En cuanto a mi experiencia en educación básica no tengo mucho que decir, no tuve mayor problema para superar cada uno de los desafíos que se me presentaban, era buena alumna, ya había logrado consolidar un grupo de amistades dentro de este colegio católico al cual asistí desde kínder a octavo básico y no tenia mayores problemas, más bien el problema se genero cuando entre a la educación media, debido a que para ese entonces mi mamá decidió cambiarme de colegio porque en el que estaba solo impartían educación técnica y no científico humanista. Fue así como en  primero medio ya me encontraba en otro colegio muy particular, dicho colegio era el Internado Nacional Femenino, debo decir que yo solo asistía como alumna normal no era interna. Este colegio era un internado solamente de niñas, fue un mundo completamente nuevo para mí ya que este colegio se encontraba mucho más lejos de mi casa, debía irme sola a él todas las mañanas y tenía una ubicación más céntrica. En resumidas palabras se presentaba ante mí un mundo totalmente desconocido.
Mi paso por el internado no estuvo exento de problemas, ya que en primero medio me costó mucho adaptarme al nuevo ritmo de trabajo que tenían ahí, por lo que estuve casi a punto de repetir ese curso, pero al final lo logre y pase a segundo medio. El año que estuve en segundo medio comenzó la tan llamada y bullada “revolución pingüina”, de la cual yo fui participe y colabore en la toma de mi colegio, el hecho de participar de esta toma repercutió fuertemente en mis logros académicos, ya que ese año repetí 2°medio. Fue un momento muy difícil para mí, ya que sentía que había decepcionado enormemente a mis padres. Cuando tuve que hacer de nuevo 2° medio lo pase excelente, conocí personas increíbles que hasta el día de hoy son importantes en mi vida, luego se venía el termino de ese ciclo en donde yo debía escoger a que electivo irme ¿Científico o Humanista?, siempre supe que debía irme a Humanista, ya que tenia mayor habilidad para los ramos de esa índole que para los científicos, pero aun no sabía con claridad que quería estudiar cuando saliera de la enseñanza media.
Ese año en que curse tercero medio lamentablemente volví a repetir el curso, pero esta vez era más difícil para mí, porque ya tenía 18 años recién cumplidos y no encontraba la manera de contárselos a mis papás, sentía que los había defraudado una vez únicamente por mi irresponsabilidad y flojera. Cuando se enteraron mi papá se enojo profundamente conmigo y como ya era mayor de edad él y mi mamá me dijeron que yo debía ver que haría ahora. Mi madre por una parte quería que siguiera en el mismo colegio y terminara como corresponde la enseñanza media, pero yo no estaba de acuerdo con esa decisión, es por eso que decidí terminar 3° y 4° en una escuela para adultos. Para mi mamá fue difícil aceptar mi decisión, pero cuando mi papá le comento sobre un colegio de adultos en donde él había hecho clases y que quedaba cercano a mi casa decidimos que esa era la mejor opción para mí, sin saber con qué cosas me encontraría después.
Y así fue como llego el año 2009 y mi primer día en ese colegio para adultos, recuerdo el primer día como si fuese ayer. Me sentía tan incómoda en ese colegio, solo quería salir arrancando de ese lugar, pero sabía que tenía que aguantar porque en parte era mi castigo por no haber aprovechado lo que tenía antes. Fue demasiado complicado adaptarme a ese colegio, sobre todo porque al principio no era capaz de hablar con nadie, además lo otro que me jugaba en contra era que como yo tenía una buena base por el colegio en donde había estado anteriormente me iba súper bien en ese colegio y sobresalía entre todos mis compañeros y los profesores me consideraban y apoyaban en todo. Y es así como una profesora de ese colegio de adultos me incentivo a ir más allá de realizar el mero trámite de tener el certificado de la media completa y a prepararme para dar la PSU  y asistir a un preuniversitario, sin el apoyo de ella y el de mi mamá que siempre pese a todo confió en mí y me incentivo asistir y prepararme día a día para dar la PSU y en lo que podía lograr no estaría donde me encuentro ahora

Cuando llego el momento en que di la PSU y recibí mis resultados no sabía que estudiar, solo tenía claro que quería entra a la UMCE por el solo hecho de que la hermana de mi mama había salido de ahí con el titulo de profesora en castellano, y yo admiraba tanto a mi tía que quería poder llegar a ser tan buena docente como ella.
Recuerdo que postule a todas las pedagogías que impartía la UMCE, entre ellas estaba Educación Parvularia, y fue así como quede en Educación Parvularia, sin saber con claridad de que se trataba, al principio no estaba segura si ingresar a la carrera, ya que tenía como primera opción Educación diferencial, pero en ese momento mi papá me hizo la sugerencia de que entrara a Párvulo y que si no me gustaba el primer año después podía cambiarme.
Entre sin saber que haría y como sería, ya que como muchas personas tenía la concepción de la Educación Parvularia netamente como algo asistencial y de cuidados a los niños y niñas, pero en el instante en que tuve mi primer terreno de practica (que solo era de observación) me di cuenta de que esto era lo que yo deseaba hacer por el resto de mi vida, comprendí la labor fundamental que desarrollan las Educadoras en el proceso de formación y desarrollo de los niños y niñas y por sobre todo al pasar los años en esta carrera he aprendido la importancia que tiene  la Educación inicial en la vida de las personas.


NIKITA ALARCÓN ALLENDES 

Estudiante Licenciatura en Educación y Pedagogía en Educación Parvularia Mención Inglés

UMCE

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