Javiera Peña Salas
Formación:
Formación:
Mi nombre es
Javiera Alejandra Peña Salas, nací un 8 de abril de 1992 en San Pedro de la
Paz, Concepción. Mi proceso de formación
se inició el año 1997 a la edad de 5 años, cuando ingresé al segundo nivel de
transición en el Jardín Infantil Cachibache ubicado en Santiago,
específicamente en la comuna de Maipú.
Ya en 1998, volví a Concepción para cursar 1° Básico, en la Escuela Pública
F-500 ubicada en Talcahuano, donde sólo alcancé a cursar el primer semestre.
Durante las vacaciones de invierno de ese año, retorné a Maipú, siendo
matriculada en el Colegio Particular San Andrés. El año siguiente, ingresé a 2°
básico en el Complejo Educacional Maipú. Luego, en el 2000, ingresé a 3° básico
en el Colegio Particular North College ubicado en Iquique, donde me mantuve por
8 años hasta 3° medio, donde tomé por electivo la enseñanza científica. Ya en
el año 2009, retorné a Santiago para ingresar a 4° medio en el Colegio
Victoriano, ubicado en la comuna de Maipú, donde sólo estuve 3 días, para luego
ingresar al Liceo Particular San Pedro Poveda, donde continué mi camino en el
área científica sin problema hasta licenciarme de enseñanza media con NEM 6,4.
En Diciembre de ese año rendí la Prueba de Selección Universitaria, la cual
posteriormente me permitió ingresar a la Universidad Metropolitana de Ciencias
de la Educación para estudiar Licenciatura en Educación y Pedagogía en Educación
Parvularia, establecimiento donde hasta el día de hoy me encuentro cursando mi
proceso de formación inicial docente.
Experiencias
de vida y educacionales:
Como
anteriormente se mencionó, nací en el Sur de Chile, donde viví con mis padres
aproximadamente unos 4 años, de los cuales tengo diversas anécdotas algunos muy
dulces, otros bastante agraces. Recuerdo que mis padres se dedicaron
completamente a hacerme una niña muy
feliz, a pesar de que tras el pasar de esos años su matrimonio se fue
destruyendo completamente. Luego de eso, el año 1997 llegué a la ciudad de
Santiago para vivir con mis abuelos maternos ya que la situación entre mis
padres se volvía insostenible. Durante ese año ingresé a Primer nivel de
transición en el Jardín Infantil “Cachibache”. Durante ese año, aprendí muchas
de las cosas que hoy hago), tenía grandes Educadoras y Auxiliares a quienes
veía como modelos a seguir. Ese año, fue mi primer acercamiento a la Educación
Parvularia, pero a pesar de ello, no asumía con tanto ahínco su real
trascendencia. Luego el año 1998, retorné a la ciudad de Concepción, ya que mis
padres decidieron restablecer su matrimonio, a pesar de mi corta edad lograba
entender lo que sucedía con ellos, pero tampoco comprendía la gravedad del
asunto. Ese año ingresé a 1° básico donde no tengo muchos recuerdos. Aquel año
volví a Santiago con mis abuelos, ya que el matrimonio entre mis padres ya no
daba para más, ingresando en 2° semestre a otro establecimiento en la comuna de
Maipú. Ya en el año 1999, ingresé a 2°
básico en otra institución, Ese mismo año mi madre tuvo que viajar a Iquique
para trabajar, por lo cual mis abuelos se preocuparon de mí y de mi crianza
durante ese periodo. Recuerdo que ellos me decían que debía poner mucha
atención en clases ya que ellos no podían ayudarme del todo, ya que su
formación había sido muy diferente a la mía en esos tiempos y no querían
generar confusión en mi proceso de enseñanza, pero ellos a pesar de todo se
esforzaban por ayudarme y apoyarme en todo.
Luego de la
llegada del segundo milenio mis abuelos decidieron viajar a Iquique para ir a
dejarme donde mi madre esperando retornar al final del verano, quien vivía en
una casa que sus papás tenían en aquella ciudad. A mi llegada al norte de Chile, mi mamá ya me
tenía matriculada en un nuevo colegio llamado North College. Sinceramente el nombre
me aterrorizaba y lloré inconsolablemente pidiendo no entrar al colegio nunca
más.
A mis 7
años, sentía que había pasado por muchos establecimientos, pero mi mamá me
prometió que sería la última vez y me aseguró que conocería a grandes personas
tanto en aquel colegio, como también en Iquique. Ingrese a 3° básico sintiendo muchas cosas,
mi mamá me fue a dejar el primer día y no me soltó la mano en toda la mañana.
Fui conociendo el establecimiento conforme los años iban pasando, siempre me
destaqué por mi buen comportamiento y rendimiento. Desde el 2000 hasta el 2005 fueron años
bastante buenos, tanto en lo personal, como en el ámbito escolar donde mantuve
mi rendimiento con promedio 6,5. Llegaba
a mi casa a hacer mis deberes escolares y a jugar; me encantaba imaginar que
era profesora, me gustaba tomar mis enciclopedias y leer capítulos para luego
enseñárselos a mis estudiantes imaginarios en una pequeña pizarra que tenía en
una pieza de juegos en mi casa, aquel acontecimiento de mi vida hoy lo
comprendo como uno de los acercamientos más profundos y naturales que he tenido
hacia la pedagogía.
Mis abuelos
no retornaron a Santiago y decidieron quedarse conmigo hasta que yo terminara
la enseñanza media. Recuerdo que durante esos años fui escuchando de manera muy
tajante la palabra Universidad para mi futuro, donde entendí que para poder
tener un buen futuro debía dar aquel gran paso; la idea no me asustaba, pero si
causaba en mí gran curiosidad ya que sentía que todo me gustaba y que habían
tantas carreras que podían calzar muy bien con mi personalidad. El 2005 me
gradué de 8° básico, asistió toda mi familia y recuerdo que me decían lo
orgullosos que estaban de mí. Muchos de
mis compañeros – y grandes amigos- decidieron irse del colegio para el año que
seguía, lo cual me afectó bastante ya que todos los amigos que tenía eran de mi
colegio.
El año 2006
ingresé a la enseñanza media en el mismo establecimiento, grandes desafíos se
veían en el horizonte lo que me causaba mucha angustia y miedo, sentía que ya
estaba creciendo. Aquellos años fueron
bastante duros y para nada fáciles, me enfrenté a nuevos profesores, todos muy
estrictos – sobre todo en 1° medio- al pasar los años logré ganarme su
simpatía lo cual me hizo tener más
confianza en mí y en mis actos.
La idea de
ingresar a la Universidad se veía mucho más cerca y no tenía muy claro lo que
realmente quería para mi vida. Medicina,
Pediatría, Publicidad, Diseño Gráfico, Periodismo y Odontología fueron algunas
de las rutas que en aquellos años pensaba elegir; muchas veces por influencia,
otras por simple curiosidad, pero nunca pensé en la posibilidad de ser
profesora, tal vez porque estaba bajo el paradigma de que aquella profesión no
me podía dar aquel gran futuro que yo anhelaba.
Al finalizar
3° medio mi familia me da la noticia que debíamos volver a Santiago por un
traslado laboral de mi padrastro, lo que para mí fue realmente terrible.
Durante esos 8 años había hecho grandes amigos y amigas, quería mucho a mis
profesores y aquel colegio al que tanto tenía terror en ese preciso minuto me daba
pavor dejarlo como si nada.
Ya en
Santiago, el año 2009 me sentía muy extraña buscando colegios para finalizar mi
enseñanza media. Mi familia me dio todo el apoyo necesario, lo cual fue
fundamental para mí. Mientras trataba de mantener contacto diario con mis
amigos de Iquique, poniéndome al día de todo lo que acontecía a kilómetros de
mí. Ingresé en marzo de aquel año al Colegio Victoriano, donde sólo logré estar
3 días. Mi corta asistencia al recinto
se debió básicamente al bajo nivel de exigencia hacia los estudiantes que se
apreciaba. Mis compañeros no eran iguales a mí, sino más bien despreocupados de
su presentación personal, tenían un lenguaje bastante acotado y realmente no me
sentía cómoda. El segundo día volví llorando a mi casa, totalmente traumatizada
por todo lo que viví en silencio esos días. Le informé a mi familia de lo que
sentía y que sinceramente no creía que aquel colegio fuese el lugar adecuado
para mí. Mi familia optó por cambiarme del establecimiento, por lo que
posteriormente fue matriculada en el Liceo Particular San Pedro Poveda. Durante
ese año, la decisión por mi futuro fue
determinante, si bien seguí en el lado científico, la constante ayuda
vocacional de mis profesoras lograron encaminarme hacia la pedagogía.
Aconsejándome que el mejor lugar donde yo podía estudiar era una Universidad
llamada “UMCE”. Poco sabía de ella y de su importancia, por lo que me informé y
sentía que por ahí iba mi camino.
Mi familia
se encontraba realmente feliz por mi decisión y me ayudaron a que me enfocara
en la Educación Parvularia como primera opción, más que todo por mi versátil
personalidad. Aquel año rendí la Prueba de Selección Universitaria, con mucha
tranquilidad, pero con mucho miedo frente a los resultados.
Fui
seleccionada en la UMCE en el puesto n° 13 y mi abuelo me acompañó a
matricularme al día siguiente. Hasta el día de hoy, ha sido un camino muy largo
y difícil, donde he puesto a prueba mi vocación y mis ganas de ser una
Educadora de Párvulos. He completado
todas las pruebas que en este trayecto me han presentado y es hoy en la mitad
de este camino cuando puedo decir que ser Educador/a no es fácil, que es una
labor única, la cual requiere mucho amor, valentía, decisión y vocación. Como
siempre, la opinión de mi familia sigue siendo muy importante; ellos siguen
apoyándome en todo y brindándome todas las ayudas que hasta hoy he necesitado.
Mis amigos de Iquique poco a poco fueron alejándose, por temas personas o
también por sus estudios. Los pocos amigos que hice durante el 2009 en 4° medio
aún se mantienen lo cual me acerca mucho a mis experiencias en mi adolescencia.
Mi padre se mantiene presente y muy orgulloso de lo que soy y hago. Durante mi estadía en la UMCE he aprendido
muchas cosas, muchas van más allá de lo teórico, he conocido personas muy
sabias a las cuales guardo una profunda admiración, he visto los paisajes más
lindos en un solo lugar, he vivido los sentimientos más fuertes en menos de una
semana, he hecho la amiga más incondicional que jamás hice y mis valores y
creencias se han reafirmado más que nunca. Definitivamente era el lugar donde
tenía que estar, ya que logró unirme a un nivel mayor con la Educación
Infantil, tanto que la siento parte de mi presente y de mi futuro.
JAVIERA PEÑA SALAS
Estudiante Licenciatura en Educación y Pedagogía en Educación Parvularia Mención Inglés
UMCE
Nikita Alarcón Allendes.
Nikita Alarcón Allendes, estudiante de tercer
año de la carrera de Educación Parvularia, desde pequeña que vivo con mi mamá,
mi abuela y mi tío (desde que tengo tres años que mis papás no están juntos).
Mi mamá es de profesión Técnico en Enfermería y mi papá es Profesor de Historia
y Geografía.
No
tengo muchos recuerdos específicos de cómo fue mi experiencia en Educación Parvularia,
lo que sí sé por lo que me comentaba mi mamá es que a los 2 años comencé a ir
al jardín infantil, estuve en el hasta los 4 años (Pre kínder), recuerdo que mi
paso por ese jardín fue espectacular, él ambiente que me brindaban las
educadoras me llenaba de alegría, le tenia un gran cariño a las “tías” del
jardín, lo que si me llama la atención y que hoy día puedo analizar con mayor
conocimiento sobre el tema, es que cuando era la hora de recreo en el jardín
las tías nunca estaban con los niños y niñas compartiendo, uno podía hacer lo
que quería a la hora del recreo, muchas veces yo jugaba arriba de las mesas y
no había un adulto supervisando o señalándome que no debía hacerlo porque podía
lastimarme como me paso en reiteradas ocasiones a mí y otros niños y niñas del
jardín.
Haciendo
memoria de cómo fue mi paso en ese jardín en 1° ciclo y por lo que me comentan
mis padres en esos años aprendí mucho más de lo que me podían entregar mis
abuelas cuidándome en casa, ya que desarrolle mas mi autonomía y deje de ser
tan dependientes de los adultos con que vivía para realizar mis cosas, además
tengo que destacar que aprendí a compartir y socializar con otro niños y niñas
de mi edad, ya que como mencione anteriormente yo vivía solo con personas
adultas.
En
resumidas palabras, mi paso por ese jardín infantil me ayudo bastante a
sentirme segura conmigo y a aprender a relacionarme con otras personas.
Luego para hacer el Kinder, me llevaron a un
colegio Católico que mi abuela paterna le había recomendado a mi mamá ya que
ella trabajaba en el haciendo transporte escolar, tuve que dar una prueba para ver
si me aceptaban en ese colegio y la aprobé, pero no me seleccionaron por el hecho
de que mis papás nunca se casaron y yo no estaba bautizada. Como no pude
ingresar a ese colegio mi mamá tuvo que ponerme en uno que cercano a la casa en
la que vivíamos, solo estuve en ese colegio una
semana e ya que al segundo día de clases se perdieron todos mis útiles
escolares y no le dieron mayor explicación a mi mamá.
Cuando sucedió esto mi abuela paterna utilizo
sus influencias para que me aceptaran en el colegio católico donde no fui
aceptada anteriormente, al final me aceptaron con el compromiso que me
bautizaran antes de terminar el año.
Cuando
fui el primer día al colegio católico estaba muy nerviosa, ese día me fue a
dejar mi abuela en el furgón escolar, me costó mucho adaptarme a ese colegio,
sobre todo porque yo desde pequeña era muy buena para conversar y la educadora
que estaba a cargo de mí en ese entonces reiteradamente me hacia callar o decía:
“haber que va a decir la señorita nikita ahora”, sinceramente creo que eso me
marco mucho a lo largo de mi vida escolar y hasta el día de hoy, ya que a medida
que fui creciendo hubo un cambio en mi personalidad, me puse más tímida y hasta
el día de hoy me cuesta hablar en público o dar mi opinión al frente de las demás
personas.
En
cuanto a mi experiencia en educación básica no tengo mucho que decir, no tuve
mayor problema para superar cada uno de los desafíos que se me presentaban, era
buena alumna, ya había logrado consolidar un grupo de amistades dentro de este colegio
católico al cual asistí desde kínder a octavo básico y no tenia mayores
problemas, más bien el problema se genero cuando entre a la educación media,
debido a que para ese entonces mi mamá decidió cambiarme de colegio porque en
el que estaba solo impartían educación técnica y no científico humanista. Fue
así como en primero medio ya me
encontraba en otro colegio muy particular, dicho colegio era el Internado
Nacional Femenino, debo decir que yo solo asistía como alumna normal no era
interna. Este colegio era un internado solamente de niñas, fue un mundo
completamente nuevo para mí ya que este colegio se encontraba mucho más lejos
de mi casa, debía irme sola a él todas las mañanas y tenía una ubicación más
céntrica. En resumidas palabras se presentaba ante mí un mundo totalmente
desconocido.
Mi
paso por el internado no estuvo exento de problemas, ya que en primero medio me
costó mucho adaptarme al nuevo ritmo de trabajo que tenían ahí, por lo que
estuve casi a punto de repetir ese curso, pero al final lo logre y pase a
segundo medio. El año que estuve en segundo medio comenzó la tan llamada y
bullada “revolución pingüina”, de la cual yo fui participe y colabore en la
toma de mi colegio, el hecho de participar de esta toma repercutió fuertemente
en mis logros académicos, ya que ese año repetí 2°medio. Fue un momento muy
difícil para mí, ya que sentía que había decepcionado enormemente a mis padres.
Cuando tuve que hacer de nuevo 2° medio lo pase excelente, conocí personas
increíbles que hasta el día de hoy son importantes en mi vida, luego se venía
el termino de ese ciclo en donde yo debía escoger a que electivo irme
¿Científico o Humanista?, siempre supe que debía irme a Humanista, ya que tenia
mayor habilidad para los ramos de esa índole que para los científicos, pero aun
no sabía con claridad que quería estudiar cuando saliera de la enseñanza media.
Ese
año en que curse tercero medio lamentablemente volví a repetir el curso, pero
esta vez era más difícil para mí, porque ya tenía 18 años recién cumplidos y no
encontraba la manera de contárselos a mis papás, sentía que los había
defraudado una vez únicamente por mi irresponsabilidad y flojera. Cuando se
enteraron mi papá se enojo profundamente conmigo y como ya era mayor de edad él
y mi mamá me dijeron que yo debía ver que haría ahora. Mi madre por una parte
quería que siguiera en el mismo colegio y terminara como corresponde la
enseñanza media, pero yo no estaba de acuerdo con esa decisión, es por eso que
decidí terminar 3° y 4° en una escuela para adultos. Para mi mamá fue difícil
aceptar mi decisión, pero cuando mi papá le comento sobre un colegio de adultos
en donde él había hecho clases y que quedaba cercano a mi casa decidimos que
esa era la mejor opción para mí, sin saber con qué cosas me encontraría después.
Y
así fue como llego el año 2009 y mi primer día en ese colegio para adultos,
recuerdo el primer día como si fuese ayer. Me sentía tan incómoda en ese
colegio, solo quería salir arrancando de ese lugar, pero sabía que tenía que
aguantar porque en parte era mi castigo por no haber aprovechado lo que tenía
antes. Fue demasiado complicado adaptarme a ese colegio, sobre todo porque al
principio no era capaz de hablar con nadie, además lo otro que me jugaba en
contra era que como yo tenía una buena base por el colegio en donde había
estado anteriormente me iba súper bien en ese colegio y sobresalía entre todos
mis compañeros y los profesores me consideraban y apoyaban en todo. Y es así
como una profesora de ese colegio de adultos me incentivo a ir más allá de
realizar el mero trámite de tener el certificado de la media completa y a
prepararme para dar la PSU y asistir a
un preuniversitario, sin el apoyo de ella y el de mi mamá que siempre pese a
todo confió en mí y me incentivo asistir y prepararme día a día para dar la PSU
y en lo que podía lograr no estaría donde me encuentro ahora
Cuando
llego el momento en que di la PSU y recibí mis resultados no sabía que
estudiar, solo tenía claro que quería entra a la UMCE por el solo hecho de que
la hermana de mi mama había salido de ahí con el titulo de profesora en
castellano, y yo admiraba tanto a mi tía que quería poder llegar a ser tan
buena docente como ella.
Recuerdo
que postule a todas las pedagogías que impartía la UMCE, entre ellas estaba
Educación Parvularia, y fue así como quede en Educación Parvularia, sin saber
con claridad de que se trataba, al principio no estaba segura si ingresar a la
carrera, ya que tenía como primera opción Educación diferencial, pero en ese
momento mi papá me hizo la sugerencia de que entrara a Párvulo y que si no me
gustaba el primer año después podía cambiarme.
Entre
sin saber que haría y como sería, ya que como muchas personas tenía la
concepción de la Educación Parvularia netamente como algo asistencial y de
cuidados a los niños y niñas, pero en el instante en que tuve mi primer terreno
de practica (que solo era de observación) me di cuenta de que esto era lo que
yo deseaba hacer por el resto de mi vida, comprendí la labor fundamental que
desarrollan las Educadoras en el proceso de formación y desarrollo de los niños
y niñas y por sobre todo al pasar los años en esta carrera he aprendido la
importancia que tiene la Educación
inicial en la vida de las personas.
NIKITA ALARCÓN ALLENDES
Estudiante Licenciatura en Educación y Pedagogía en Educación Parvularia Mención Inglés
UMCE
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